miércoles, 12 de junio de 2013

Cóseme una sonrisa

Claro que querías saber qué pensaba ella, cómo se sentía tras esa máscara de educación que parecía justificar el vacío de su voz. Pero temías acercarte, y que huyera, como cada vez que habías soñado con volver a verla. Así que te limitabas a seguirla con la mirada, para que no creyera que te habías rendido, y que sólo era otra de esas dosis de mal-amor que escupían las comisuras de tu corazón dolido.

Ella te rozó con sus costuras de muñeca rota, y tú esperanza se escondió, cobarde, a lamerse las heridas.

1 comentario:

katherine dijo...

Has clavado el final. Mi gustar.