Estoy harta de morderme las ganas, ¿Me oyes? Cansada de ser la marioneta que te mantiene despierto por las noches, de seguirte a escondidas a que me digas que tú y yo no estamos hechos el uno para el otro. Y me quemas, y me arde la sangre en tus venas cuando no te veo por la mañana a mi lado y me dejas la misma nota enredada entre mis medias rotas. Pero has empezado a quebrar cada hueso y arañar cada centímetro de mi piel con tus mentiras, hasta estropear el mecanismo de mi corazón. Así que no vuelvas a llamarme, no vuelvas por aquí. No te molestes en amarme
mal nunca más, ni a lloverme tus penas en el cielo de mis labios, porque no voy a estar esperando a que decidas anegar mi espalda de calor ninguna otra luna.
'Si no tardas mucho te espero toda la vida', dije.
Pero yo ya no estoy viva y tú nunca dejaste de estar muerto.
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