Que no te siento Julieta, que ya no noto la presión de tus caderas sobre mis vaqueros al acostarme, que ya no me sigue el flash de tu sonrisa a dónde quiera que voy. Y es que llevo días sin dormir, pensándote, recorriendo con mi orgullo cada milímetro de tu paladar invisible. ¿Y si existieras? Dime, ¿Y por qué no ibas a hacerlo? Si eres tan real como la estancia vacua de mi pecho. Y cualquiera diría que estoy loco -de amor-, pero es que no quiero estar de ninguna otra forma si no es contigo.
Te busco por las esquinas, pero tú no me encuentras.
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