jueves, 17 de febrero de 2011

Desequilibrada.

Siempre seguía el mismo patrón. Todas las noches igual.
Cuando Helena se iba a dormir, Rose cogía su taza de chocolate caliente, su roído portátil, a Mirón y se los llevaba a su cuarto, porque a Helena no le gustaba que Mirón durmiera con ella, decía que por las mañana le rozaba con los bigotes y no le dejaba dormir, además, a ella le gustaba dormir con la puerta cerrada y el pobre gato no podía ir a hacer sus necesidades. Mientras que a Rose no le molestaba para nada, ella se ponía a escribir en su desastroso portátil, y ya podían caer chuzos o haber un terremoto, que ella ni se enteraba. Le encantaba escribir, sí, pero por otra parte era muy tiquismiquis, sólo escribía a partir de las doce de la noche y a Helena eso le enervaba. ¡Encima no le dejaba leerlo! Pero cuando Rose no miraba, ella cogía el portátil e indagaba en los últimos documentos, uno a uno los iba leyendo, y aunque apenas pillaba dos ideas de cuatro. Lo único que Rose no ocultaba mediante metáforas o signos era que estaba enamorada. Sí, ella siempre hablaba de amor. Era lo poco que tenía claro Helena.
- Hey.. Rose.. ¿Puedo preguntarte algo?
Rose enarcó una ceja.
- ¿Qué le has hecho a Mirón? - Sonrió irónica.
Helena puso los brazos en jarra y fingió indignación.
- Venga, dime.. ¿Qué?
Helena se mordía las uñas, le carcomía la curiosidad.
- Es una pregunta cualquiera, verás.. Mmm.. Que... ¿A ti te gusta alguien?
Rose se hizo la sorprendida. Hacia tiempo que sabía que Helena curioseaba en su diario, pero le daba igual.
- ¿No habrás leído...?
- No, no. Me lo dijo Will. Yo nunca invadiría tu espacio. - Helena se puso nerviosa, no sabía mentir.
- Pues no.. no me gusta nadie.
 Rose sonrió ampliamente y esquivando la mirada acusadora de Helena, acarició a Mirón que ronroneaba entre sus rodillas.
- ¿Algo más?
- Eh.. Falta leche, voy al super. Jajaja   jaja   ja   ja.. - Pero era tarde, ya no podía huir, la risa histérica le delataba. Se moría de ganas por saberlo.

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