- Eres patético. - Escupió. - Y tú sigues adelante con todo esto. Como si no te hubiera pisoteado lo suficiente. Ese tal Seth, o como se llame, no va a cambiar. Ni tú tampoco.
- Es a mí al que le ponen los cuernos. No sé cuál es la parte que te molesta tanto.
- La primera, tú. Esa es la que no puedo soportar, el que te resignes y te autoinmoles, el que creas que no te mereces nada mejor que esto. Estoy harto de este sucio círculo vicioso de compasión y de castigo. - Golpeó la barra con el puño y derramó la copa que le acaba de servir - Estoy harto de ti.
Lo siguiente que recordaba Jason era tirar de él, de su corbata roja, y el torrente de adrenalina que sacudió su cuerpo. No sabría decir si llegó a besarle o no, pero lo que no pudo olvidar fue el eco de su pecho cuando el cristal de la copa se hizo añicos al impactar contra el suelo.
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