viernes, 7 de junio de 2013

Stand and deliver

Y no sabía lo que era estar atado hasta que lo estuve de tus caderas, como si no fuera suficiente la jaula que yo mismo había montado entre tus besos me cosiste a tu piel, para que no me escurriese de tus piernas. Pero es que tender al caos no nos bastaba, ¿Verdad? Tenías que darme a probar el veneno, para que yo pudiese morir contigo y tú presumieras -loba- en el otro lado de que soy tuyo. De que podías silenciarme, entre tus venas, porque tu latido me hacía eco y mi voz nunca te gritaba tan alto. Yo quería, créeme, pero es que ser esclavo del amor nunca se me ha dado bien.

Póker de Ases. Tú pierdes.

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