Crucé la puerta y tu me cogiste del brazo, como si quisieras retenerme, como si todo lo que te importase fuera yo. Pero bien sabía que no ibas a arrepentirte de tu decisión.
- Espero que algún día puedas perdonarme.
Y me fui. No porque me partieras el corazón, ni porque llegara tarde a mi cita con la ausencia y la desdicha, me fui porque no te hacía feliz. Eso era lo que más me dolía en este mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario