lunes, 5 de marzo de 2012

Está llena de amor, de vida. Y yo de ignorancia malherida.

Llevo toda mi vida enmarcando su sonrisa en cuadros de papel, borrando el polvo que los años habían depositado en su pelo y en su nombre, para que no desgastaran las esquinas de esos besos con sabor a miel que todas las noches me daba a probar antes de acostarse.

Y ahora que nado entre las costuras de una vida "adulta", me doy cuenta de que ella también respira, que también llora y le duele aunque llene mis lienzos de alegría todos los fines de semana. Que debí haber visto en sus ojos cuando necesitaba un abrazo, o cuando callaba para no preocuparme. Y, ¿Sabes? Me siento como si la hubiese fallado, como si la hubiera dejado caer cuando más me necesitaba...

A veces pienso... que no merezco ser su hijo.

6 comentarios:

Secret dijo...

No puedo decir nada sobre esta entrada.
Simplemente porque mata mis palabras.

Precioso.

Un saludo,
Wolfy

Anónimo dijo...

Uno no lo hace de malo tampoco, es sólo que a veces la mente habla por demás y nos pone en el personaje de no saber como enfrentar la realidad. Lo mejor es darse cuenta. De ahí para adelante todas son soluciones o cuanto menos respuestas con algo de certeza.

rocío del carmen dijo...

aveces somos ciegos a muchas cosas, pero lo bueno es que hayas crecido y te des cuenta de pequeños detalles que cuando éramos pequeños no veíamos..
y no te debes sentir así,porque todos cometemos errores,pero una madre siempre perdona...
un besito :)

F.G. dijo...

Nunca es tarde, y nadie es perfecto. Una entrada digna de leer! me gustó mucho, saludos!!

F.G. dijo...

Nunca es tarde, y nadie es perfecto. Una entrada digna de leer! me gustó mucho, saludos!!

Lápiz Azul dijo...

A veces damos vueltas sobre lo mismo incansablemente y la realidad es que ciertas cosas son como se ven. Desde ese punto no tiene sentido seguir lamentándose sobre lo que pasó sino aceptarlo y ocuparse de superarnos como personas, de estar listos para responder ante nuevas circunstancias. Un saludo!