martes, 20 de septiembre de 2011

Una ciudad muy grande, un andén muy pequeño

Busqué y busqué, recorrí todas las calles para ir a su encuentro. Pero se había ido, era tarde. Tres años. Tres largos años sin verla y apenas dos horas antes de que volviera a irse, mi corazón se negaba a dejarla marchar. Lo había intentado todo, dormir, dar un paseo, ir al cine, conocer gente. Pero desde que la vi en aquel bar no había podido dejar de pensar en ella. La necesitaba y odiaba tener que admitirlo pero... otra vez dependía del vaivén de su pelo.

No cometería el mismo error. No podía girar la cabeza y mirar a otro lado, apenas la había visto de lejos y ya sentía la necesidad de estrecharla entre mis brazos. Tenía que hablar con ella, contarle que la seguía queriendo, que no fui a despedirme por miedo. Lo duro que fue echarla de menos.

- Aquel beso que no te dí... y las cometas en el cielo.


Lo prometiste. 

2 comentarios:

Madrilenials dijo...

"Por miedo"
Bonito.

P.

Limón. dijo...

Cigarrettes, me encanta.
El amor es tan sencillo que lo hacemos complicado, mas somos humanos, no lo podemos evitar...