miércoles, 31 de agosto de 2011

Everything has changed

Una vez me dijo un buen amigo que el bien más preciado de una persona son sus recuerdos. En su día, por supuesto, no lo entendí por completo. Compartía ese afán por enfrascar los momentos y conservarlos. Por mantener viva su esencia. Pero hoy, observando fotos de épocas pasadas y otros recuentos, me he percatado de algo más. De los sentimientos evocados, del efímero valor de esa sonrisa, de lo rápido que pasa el tiempo.

Que pena que no me diera cuenta antes.

La importancia es vascular, no vectorial.

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