¿Sabes? Me aferré tanto a ese pedacito de papel que llegué a convertirlo en necesidad. Cada vez que el mundo se me estrechaba en el pecho recurría a él como si fuera un maldito bote salvavidas. Y el caso es que funcionaba (al principio). Era leer aquellos garabatos y elevarme hasta el cielo. Entonces recordaba las mil aventuras saltando por las nubes, cazando estrellas fugaces y durmiendo en la hiel.
"¿No es eso lo que debe hacer el amor?" En mi caso era simplemente eso, papel.
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