Creí conocer el conjunto de pausas que me llevaban hasta su olor. Las premisas que me guiaban hasta ella y el sonido repetido de su martillo, aquel que me doblegaba como un clavo. Se fue y con ella más de una razón para vivir.
Su sonrisa me hacía grande.
Ahora, ella ya no es ELLA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario