sábado, 26 de noviembre de 2011

Viuda negra

"Siempre hay gente que va a preferir su felicidad a ti, siempre. Porque, es de locos, tú haces daño. La felicidad no." Arachne se recostó en sábanas anónimas otra vez. La vida le sonreía, era feliz, tenía un trabajo que le gustaba y muchos amantes que pagaban sus caprichos. Incluso el viento de Noviembre ya no se le presentaba enrarecido, ahora era un galán de guantes blancos que visitaba de jueves a jueves. Y sus pulmones, esos que se había empeñado en pudrir con su tabaco, volvían a respirar aire limpio. Entonces, ¿Por qué seguía resonando esa frase en su cabeza? Ryan o Lyan o comosellame asomó la cabeza por la puerta del baño impaciente.
- ¿Te vienes a la ducha, princesa? - Arachne reprimió el deseo de mandarle a paseo por el apelativo cariñoso, y en vez de eso asintió.

Se levantó perezosa y se miró un momento en el espejo de la habitación antes de entrar al baño, estaba perfecta, como siempre -y ella lo sabía-. Parecía una princesa de verdad. Sin embargo, apreció que le sobraba algo... le quemaba justo detrás , en su espalda. Observó como la marca tornaba su cara en una mueca de dolor.

Una mariposa, negra. "Seth".


Quizás no se estuviese curando. Tal vez... le faltara los zapatitos de cristal.

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