¿Sabes Daya? Hace tiempo que no me sentía así. Por un segundo, mientras tú renegabas por las veces que callaste yo contaba cada una de las palabras que decías. Y no fueron sino muchas, sin duda. Felices para mi, aunque me inventara los gestos y expresiones, aún sin haber cambiado nada... Para mi todo era diferente.
Y supongo que la felicidad es pasajera, como los besos. Como el amor. Como el tiempo.
Pero, ¿Qué más da? Yo en ese momento sonreí, y eso es lo que cuenta.
Porque la vida envenena y tu risa me hace grande.
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