Tara recogió el mantel y los platos del salón, los lavó con esmero y sacudió las migas del sofá. Sacó la basura, barrió el suelo, anotó las cuentas de Lyla y se hizo un café -del bueno-. Ya eran más de las doce cuando se puso a descansar un rato, antes de ponerse a estudiar.
- Cenicienta, ¿De dónde sacas fuerzas? Yo habría caído hace tiempo.
- Quizás esté ahí la respuesta.
- ¿Vacía?
- No, tú has muerto.
El álbum de fotos se puso a cantar.
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