lunes, 8 de agosto de 2011

Before, before, before

Las estrellas brillaban a lo lejos, ajenas al mundo en una noche tan fría. Mientras, Carolina caminaba junto Alan por un callejón oscuro cerca de Hell Street. Él pensaba que ella también emitía luz, que era como uno de esos astros distantes que aman en silencio. Carolina le sonrió.
- ¿Qué sabes del amor? 
Alan parpadeó perplejo.
- Me pillas desprevenido.
- Venga, no pienses, simplemente contesta.
- Sé que el amor es un sentimiento de unión, es como la fuerza de atracción entre dos imanes.
- ¿Sólo eso?
- No, también sé que tiene la capacidad para destruirte. 
- Y para hacerte feliz.
- ¿Tú crees?
- Já, no creas que no me he dado cuenta. Ya me he percatado de esa sonrisilla tonta que se te pone cuando le ves.
- ¿Qué dices? El amor es una ilusión, como viene, se va. 
- No intentes engañarme. 
- No lo hago.
- Si de verdad crees eso, ¿Por qué estás con él?
Alan sonrió.
- Porque lo que siento por él no es amor, es más fuerte que eso. Está escrito allí arriba, en el cielo. No puede explicarse con una palabra tan pequeña como "amor".
- ¿Ves? Ahí está otra vez.
- ¿El qué? 
- Tú sonrisa, tonto.


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