El hospital estaba en silencio, quitando el sonido de los escaners y las máquinas del hospital. El día había sido agotador, y la noche parecía muerta en contrapartida. Alan no podía dormir. Cristina le llamó a las dos de la madrugada para decirle que Ethan había tenido un accidente y él vino al instante. Desde entonces Alan le había agarrado la mano y no la había soltado, esperaría allí hasta que Ethan despertara. Tenía que saber que estaba bien. Lo necesitaba.
- Me muero. - Susurró Ethan. El corazón de Alan dio un vuelco.
- No seas idiota. No es momento para bromas.
- Pero es verdad.
- No, no lo es.
- Dijiste que morirías conmigo.
- Dije que moriría por ti.
- ¿Acaso no es lo mismo?
Alan le apretó la mano.
- No, yo nunca te dejaría morir.
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