martes, 21 de junio de 2011

Volar no es como él piensa.

Una vez más, me hundo. Las mentiras, el odio, el egoísmo, todo. Me ciega. Y es que es el último recurso al dolor, es como la aspirina, te alivia aunque en el fondo sabes que sigue ahí. Y es que ella no piensa igual, piensa que el amor es su penicilina, que la evadirá para siempre. Así que cogí las maletas y huí, como de costumbre. Porque para mi.. el amor es miedo. Es un terror profundo a perder, es una carga que un día te arrastrará con ella. ¿Por qué? Porque lo bueno se acaba, es la putada. Te enamoras para que un día, de golpe, todo se desmorone. Las palabras se las lleva el viento, y parece ser que los sentimientos también. Por eso odio los "Te quiero", porque no serán para siempre. Aunque Carla crea en la eternidad, yo no puedo. Quizás sea demasiado débil.
Me han roto el corazón, no una vez, dos veces. Y aún creo escuchar por las noches como se retuerce, tiembla y se vuelve a caer. Como mis ilusiones o mis sueños, pero esos puedo construirlos de nuevo.

Sin embargo, mi corazón es como un reloj, hace tic y hace tac. Un beso puede parar el tiempo, una caricia que pase más lento y que las sonrisas se agolpan en la aguja. Pero cuando su mecanismo interno se rompe, necesitas ir a un relojero. Y cariño, no hay nadie así que pueda arreglarlo. No el mío.

Carla decía que me haría volar, perder el miedo a las alturas. Ella creía que tenía que soltarme, que confiara en ella porque nunca me haría daño. Aún me pregunto si nos habríamos estrellado o al contrario, me habría elevado hasta las estrellas. Todavía me carcome la duda.
Quizás se hubiese rendido. O tal vez... no.


Ella pensaba que podía arreglarlo.
Y falló.

2 comentarios:

Cosas que dice el Corazón dijo...

me eh quedado prendida a ti, quieero coooooooonocerte PORFAVOR

Killian Lovecraft dijo...

(:
Seria genial!! :D
Yo también quiero conocerte ^^