- Mírame.
- Lo estoy haciendo.
- ¿Qué ves?
- Una chica de 17 años, morena y con los ojos azules.
Isabelle suspiró y soltó la mano. Se dirigió hacia Alex.
- ¿Y tú?
- Creo.. que eres la chica más guapa que he visto nunca. - Se corrigió. - No, no lo creo. Lo sé.
Isabelle se quedó muda. Ella era mala, retorcida, pero con Alex todo era distinto. Se volvía débil, tonta. Y aún así, a veces necesitaba autoconvencerse de que él era como todos los tíos. Si no fuera guapa... ¿La querría? No. No existía ese tipo de hombres. Para ellos.. ella era de usar y tirar.
- Y si te toco, tengo miedo a romperte. Eres un ángel, por dentro y por fuera.
Claudia se mordió el labio, sabía lo que iba a pasar. Bueno, y por supuesto, pasó. Erise se levantó del asiento y se interpuso entre ambos.
- ¿Y a mi no me preguntas?
Resopló. Intentó forzar una sonrisa, pero sólo le salió una mueca grotesca. Erise pensó que en vez de ángel, se asemejaba más al demonio.
- ¿Qué ves tú?
- Una puta con ganas de follar
Erise recogió la nota del suelo. Aquella por la que había empezado todo y subió la escalera de caracol.
Isabelle no se inmutó, estaba acostumbrada a ese tipo de comentarios. Una sonrisa amarga le iluminó el rostro. Claudia no pudo evitar preguntarse qué hubiera pasado si Erise no hubiese intervenido.
- ¿Sabes qué veo yo? A la perra de Alex.
Eres como los demás.
Otra sucia rata dolida...
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