sábado, 21 de mayo de 2011

Confianza.

Hoy las dudas me torturaban a medio camino entre el miedo y la desesperación.
Ya habían pasado tres meses desde entonces, y había logrado olvidarle. Había reconstruido mi vida en el filo de un cuchillo y aprendido a contar con los dedos de una mano, cuantos besos no había dado.
Así que.. ¿Por qué ahora? Una llamada triste y mi mundo se había hecho añicos.
Porque hay palabras que deberían estar prohibidas, sobretodo cuando a ciencia cierta sé que sólo sirven para matar. Una de ellas es "Mejor amigo", otra es "Me muero".
Cristina le había dejado por Diego hacía dos noches, y le había dejado roto en el suelo.
Yo al principio pensé que me alegraría, que soy cruel y que me haría feliz oír que le habían hecho tanto daño como él me hizo a mi. Pero me equivocaba. Yo me derrumbé con él.
Y es que Ethan siempre tuvo esa capacidad para aumentar mi empatía.
Sus lágrimas se me clavaron en la piel como agujas de coser y sus palabras fueron los golpes repetidos que doblegan a un clavo. 
Entonces yo, como siempre, me dejo hablar. Le escucho. Aunque me mate la idea de que sufre por otra persona y no por mi. Porque yo fui su vida, y sin embargo, ahora lo era ella.
Pero como siempre, cada vez que me necesite, estaré ahí. Porque soy imbécil, débil. Propenso al dolor.
Y es que Ethan me ha hecho más daño que nadie. Pero en el fondo, le seguiré queriendo. 
Porque ha sido una parte de mi muy importante, y aunque estallara mi mundo en sus labios..
No puedo olvidarle.


No hay comentarios: